LA PACIENCIA DEL SUR

Manuel Falces
Es casi imposible que la palabra de José Ángel Valente no encuentre a quien lo lea, no lo descubra, no lo descifre. Hay poetas que saben describir imágenes, pero Valente, quien dedicó su vida a viajar al fondo de cada paisaje, las escribe. Sin necesidad de cámara, ni carrete, ni técnica, pero mirando hasta el final, componiendo y salvando, como cualquier fotógrafo, un instante, una huella prendida para siempre de tiempo.

¿La palabra es raíz en la imagen?, ¿la imagen nace de la palabra?. Preguntas que buscaron ser respuestas en unos pocos libros de fotografía donde Valente, como un audaz retratista, supo desnudar el alma de cada paisaje, traduciéndonos su luz y haciendo inseparables, poesía y fotografía.

Jeanne Chevalier
De entre los muchos libros donde este autor nos dejó sus retratos, destaca el libro de "Calas" (1989), donde junto a la fotógrafa suiza Jeanne Chevalier, nos descubren la sensualidad de los paisajes del Parque Natural de Cabo de Gata (Almería), y el secreto (sin revelar) de sus silencios. El libro se distribuye en nuestro país a través de nuestros compañeros de Mestizo, aunque basta con caminar lento por esos paisajes y, como Valente escribió, “borrarse, ser sólo huella” para poder recorrer y vivir las fotografías del libro.

Sobre la relación que se estrechó entre ambos, en una entrevista de Jose Luis López Bretones, Jeanne Chevalier explica: "Sin duda su poesía, sobre todo la de la última etapa, tiene mucho que ver con el entorno del Cabo de Gata, donde yo vivo, y era en cierto modo una metáfora de este paisaje. Esos elementos que aparecen obsesivamente en su escritura, como alimentándola desde el fondo -el vacío, la desnudez, la aridez, la luz, algo que nos remite a cierto origen definitivo, desolado y fértil a un tiempo-, aparecen con parecida relevancia en las fotos de aquella etapa mía. Tanto es así que "Calas" tenía un subtítulo, "Photographies du Temps d´avant la Parole" ("Fotografías del tiempo anterior a la palabra"), que se lo puse antes aún de conocer a Valente. Y, como sabes, también ese concepto de la anterioridad de la palabra, de la anterioridad del canto, está muy presente en su poesía. O sea, que nuestra afinidad era algo necesario".

Jeanne Chevalier
Y entre ambos, inevitablemente, surgió una nueva colaboración, en 1994, en el libro de Campo, editado a través de Mestizo, donde la luz de la palabra y el poder de seducción de la fotografía andan de la mano para regalarnos una colección de instantes donde el hombre parece sólo un ser fortuito.

Durante el tiempo que transcurre entre la edición de ambos libros junto a la fotógrafa, Valente pasa largas temporadas viviendo y reflejándose en los paisajes y silencios de Cabo de Gata, colaborando en otro libro donde vuelve a recorrer y escribir esos paisajes, desnudándolos de la mano de otro gran fotógrafo como fue Manuel Falces, conocido por ser el fundador del actual Centro Andaluz de la fotografía.  El libro "La memoria y la luz" (1992), editado por la Fundación Unicaja en 1992, es todo un ejemplo de cómo la palabra, a veces, es raíz de una imagen sin fisuras.

Manuel Falces
Ambos, Falces y Valente, siguieron colaborando juntos en otros libros como “Las ínsulas extrañas” (1993) y “Para siempre la sombra” (Fundación Telefónica, 2001).

2 opiniones:

Tomás Correa at: 21.2.12 dijo...

Mil gracias Mónica por hacerme conocer la obra de este magnífico poeta. Me he quedado anonadado.

Mónica Lozano at: 21.2.12 dijo...

El autor de la entrada es Juanan Requena, nuestro último fichaje :) No te lo pierdas, seguirá escribiendo en una nueva sección! Un abrazo, viajero

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