LOS NICHOS DE CONEJO

Sebastián Conejo
El pasado 2 de noviembre, ubicada muy oportunamente en el calendario, Sebastian Conejo inauguró en el Museo de Huelva una exposición que lleva por título "Desconocidos". El trabajo, fruto de la beca Daniel Vázquez Díaz de la Diputación de Huelva, muestra 27 imágenes de lápidas de 70 x 70 cm cada una de ellas, a modo de una pared de cementerio con sus nichos apilados en vertical. Son imágenes de los nichos del cementerio de Algeciras donde están enterrados los inmigrantes sin identificar que perdieron la vida en el mar cuando intentaban alcanzar la costa Española. El autor nos cuenta que quiere que "las imágenes estén desnudas en la sala por lo que las colgaré con alfileres. Enfrentada a esa pared habrá una única foto más, una vista de la playa de Tarifa en primer plano con la costa de África al fondo, el mar como metáfora de otra lápida, y si acaso un pequeño texto en otra pared, nada más. Será un planteamiento muy sencillo".

Este autor, al que le seguimos la pista desde su trabajo Mezquitas, que tanto nos gustó, tiene en marcha nuevos proyectos, que continúan y refuerzan la intencionalidad de su mirada y la orientan definitvamente hacia la problemática de la inmigración en España, en un gran conjunto de series que llevan por título Habitaciones, sobre los lugares en los que las mujeres inmigrantes de este país ejercen la prostitución; Torres, sobre los lugares de vigilancia de la costa española, desde los que se vigila e impide el acceso a embarcaciones ilegales, y Cárceles, sobre los centros de internamiento para extranjeros.

Jesús Micó escribe el texto de la exposición, del que os extraemos un fragmento.

"En esta serie de lápidas, tan dura y triste como hermosa y conmovedora, una vez más detectamos ese eficaz cóctel de formalismo frío y aséptico por un lado (potenciado de nuevo no sólo por los austeros encuadres de las imágenes sino por el riguroso método minimalista de sistematización de archivo siempre presente en el trabajo de nuestro autor -aunque, quizás, aquí más poéticamente exacerbado-) y, por otro, visión fraternal con la realidad social y humana que se nos ofrece. Su método y lenguaje son de nuevo severos y reductores -lo que evita realizar jerarquizaciones de valor: ya sean visiones peyorativas, ya sean visiones paternalistas o heroizantes- pero hay algo en estas imágenes que nos hace identificarnos mental y emocionalmente con la dura problemática que Conejo saca a la luz: la de unos seres que, a muchísimos kms de distancia, iniciaron una huida extenuante de sus propias vidas intentando buscar algo de esperanza y de futuro y, a pocos metros de conseguirlo, en nuestros apacibles dominios, han terminado muriendo desasistidos y olvidados de toda dignidad humana. El propio autor nos recuerda:
"las letras D/P, diligencias previas, marcan las lápidas de los nichos del cementerio de Algeciras donde están enterrados los inmigrantes sin identificar que perdieron la vida en el mar cuando intentaban alcanzar la costa Española. Hombres y mujeres que murieron tratando de buscar ese futuro que sus países les negaban. Protagonistas involuntarios por unos días en la apertura de telediarios o en portadas de periódicos pero pronto olvidados y ya sólo recordados por estas lápidas humildes situadas en los nichos menos demandados de algún cementerio español. Sus tumbas nunca son visitadas porque sus allegados no saben que han muerto. Sus padres y hermanos suelen creer que han logrado llegar a España, que se han trasladado a otro país o que se encuentran en un centro de internamiento, aunque también existe el temor de que hayan podido fallecer".




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