NEOPICTORIALISMO VS LO PEOR

Salvi Danés
Ayer se inauguró en Tarragona, en el antiguo espacio de Tabacalera, la magnífica exposición "Talent Latent", comisariada por Jesús Micó, que daba el pistoletazo de salida al Scan, el festival tarraconense que cumple cuatro años en escena. La muestra está compuesta por una selección de diez autores de los llamados emergentes, aunque ya conocíamos el trabajo de alguno de ellos, como el catalán Salvi Danés (Talento Fnac 2011), con su enigmático "Dark Isolation Tokyo" (merecida portada del catálogo del festival), una aproximación brutal y desoladora a la vida en la gran ciudad asiática, cuya continuación rusa, "Black Ice, Moscow", estamos deseando ver publicada; la italiana Simona Rota, con "Ostalgia", una gélida catalogación de viejas arquitecturas soviéticas, que reivindica su valor como piezas únicas que merecen ser conservadas; o el también catalán Salva López, que da un giro de 180º a su trabajo con "La cortina verde" y abandona la proximidad que tuvo con sus abuelos para enseñarnos, en la distancia, una destartalada montaña de Montjuic, con una "estética formalmente neutra y casi áspera, sin concesión alguna a la celebración visual y sentimental del territorio".


Simona Rota
Salva López
En el resto de trabajos expuestos predomina la mirada introspectiva, una vez más (en estos tiempos en los que las grandes narrativas parecen haberse perdido en la llanura, tras los búfalos), la revisión de los espacios más próximos e íntimos, como hace la irlandesa Clare Gallagher con su "Domestic Drift", un ejercicio de supervivencia fotográfica contra el caos doméstico, o la argentina Lorena Guillén, que tras rescatar la última caja de diapositivas de la familia que su madre había arrojado a la basura, la única que pudo salvar, en "Historia, memoria y silencios" interviene sobre las imágenes aplicándoles desenfoques poéticos, resultando su montaje en sala uno de los más interesantes. La francesa Dorothée Smith continúa la estela y se sumerge de lleno en su biografía, en un trabajo en el que fotografía y vida se retroalimentan, para construir una atmósfera absolutamente personal que resulta magnética y muy recomendable. El catalán Jordi Díaz, en su "Anoche pagué para cerrar los ojos", nos cuenta su cotidianeidad como si de una película de cine negro se tratara, consiguiendo que en sus imágenes resuenen los ecos de tantas otras.

Sólo hay una excepción, el alicantino Sebastián Liste, que en su "Urban quilombo", el más puramente fotoperiodístico de los trabajos expuestos, con un clásico y ya casi sorprendente blanco y negro, se aproxima contundentemente a las condiciones de vida de una docena de familias que, hartas de vivir sin recursos en las calles de los barrios más peligrosos y degradados de la ciudad, ocuparon una antigua fábrica de chocolate en Salvador de Bahía, Brasil.

Absolutamente inclasificable es "Chiméres", de la suiza Eva Lauterlein, un ejercicio de retrato postcubista que fantasea con la idea del retrato total y construye, a base de unir digitalmente diferentes puntos de vista de la misma persona, irrealidades superreales.

Sebastián Liste
Eva Lauterlein
Pero mi corazón se lo ha ganado el bilbaíno Mariano Icaza con "Atos Alde, retratado por los grandes maestros" por su sentido del humor y su irreverente respeto hacia la historia de la fotografía. Qué gran ejercicio de revisión histórica. Y sin aburrir. Mariano se transmuta en un tal Atos Alde que sueña con ser retratado por los grandes: Avedon, Evans, Chambi, Penn, Rodchenko, Newton, Mapplethorpe, Ribas, Serrano, Gonnord… Y se pone a hacer realidad sus sueños: se hace una foto exactamente igual que la habrían hecho ellos. Y si hay que transformarse en mujer para posar ante Sherman como ella misma lo hacía, lo hace, en un bucle infinito. ¡Magnífico!




Parece que la fotografía contemporánea está definitivamente atrapada entre la tensión "neopictorialismo vs lo peor" (ver "Estética de lo peor", de José Luis Pardo), entre las imágenes con vocación plástica, evanescencias pictorialistas que se alejan de lo fotográfico para sumergirse de cabeza en él (¿qué hay más fotográfico que el desenfoque, los viñeteados, el contraste, la sobreexposición o el grano?) y las imágenes que quieren ser todo lo contrario, lo peor, y renuncian a cualquier recurso formal para anunciar a los cuatro vientos que lo suyo es el concepto. Y ahí seguimos, cien años después de que Stieglitz diera carpetazo al asunto. Vanguardia vs canon (entendiendo que el concepto hace décadas que es el canon), hedonismo vs ascetismo... Admito que tanta solemnidad en torno al Yo y el Ello a veces me pilla con el alma floja. Menos mal que a veces me río viendo fotos!

1 opiniones:

xavier at: 29.10.12 dijo...

a reírse siempre, es lo único que merece verdaderamente la pena!

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