LA IMAGEN DESHECHA EN PALABRAS


Ricky Dávila volvió a Murcia el pasado fin de semana, esta vez dentro de la programación del festival Fotogenio, donde hizo un repaso de sus últimos veinte años de trabajo condensados en su magnífico Lux Dubia el cual, desgraciadamente, no pudimos ver porque las condiciones lumínicas ambientales no lo hicieron posible. Pero sí pudimos disfrutar otros audiovisuales como "Del otro lado", (1990-2000), sobre sus primeros años como fotoperiodista; "Ibérica" (2007), su personal inventario de la sociedad peninsular, y "Nubes de un cielo que no cambia" (2009), un trabajo realizado en Bogotá y que marca un punto de inflexión en su trayectoria creativa porque integra, por primera vez, imágenes con textos, en esta ocasión del poeta Dufay Bustamante, "una nueva geografía urbana en la que la capital colombiana sirve de coartada para la metáfora visual y escrita, en un viaje de introspección de ambos autores".

Como sabéis, este año Ricky ha estrenado varios proyectos, entre ellos sus Talleres de Unza, del que presenta su tercera edición para los que no sepan qué hacer en Seman Santa y quieran descubrir qué les empuja a entregarse a la fotografía. Un taller para que el maestro te desnude, te quite las hojas que no valen y te muestre un poco del camino que a veces nos es tan dificil de adivinar. A raiz de estos talleres se creó un punto de encuentro en el blog losencuentrosdeunza.org, donde se pueden disfrutar trabajos de autores que han pasado por ellos.

Aunque el que nos roba el corazón, sin duda, es su nuevo blog, Lux Dubia, "Apuntes, iluminaciones y otros extravíos", donde el fotógrafo parece disolverse en una búsqueda de la palabra justa, cada vez menos, cada vez más...
"De regreso al hotel me pierdo entre callejuelas estrechas, rebuscando mi sombra por el suelo. En cada cristalera asoma un rostro amenazante, de mirada oblicua, en demanda, presumo yo, de una explicación que, podría jurarlo, no debo a nadie. Crece mi sensación de ahogo y la espalda se agarrota en espera de un empellón traidor a la vuelta de cada esquina. Queda anulado cualquier intento de divagación incluso, porqué no decirlo, cualquier intento de conciliación con ese entorno hostil, amenazante en grado máximo, que me devuelve, sin yo desearlo, al ensimismamiento y al refugio de mi propia compañía.

En el interior de mi habitación -la 212-, giro por dos veces la llave de la puerta: “Muro contra muro”, escribió el poeta".

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